viernes, 4 de abril de 2008

¿Existe el amor a primera vista?



Esta pregunta siempre desata el debate. Por un lado están los fervientes defensores de la química instantánea, y por el otro, los que descalifican con énfasis la posibilidad de que un hombre y una mujer se enamoren con tan sólo mirarse. Es probable que tanto unos como los otros tengan razón, pues existen casos que confirman la primer teoría y otros que la refutan. Pero lo cierto es que quienes ponen todas sus expectativas en enamorarse en el primer contacto, generalmente llevan las de perder, pues ponen tantas expectativas en la primera cita que si no logran su objetivo se sienten irremediablemente frustrados.
Los tímidos suelen alinearse entre los que apuestan a la química instantánea. Y es que les cuesta tanto tomar la iniciativa de invitar o aceptar la invitación de alguien, que prefieren apostar todas sus fichas en una supercita que los conduzca directamente al amor y los saque del aprieto de tener que buscarlo.

Aspirar a enamorarse a primera vista puede ser tan romántico como frustrante. Y no es para menos, si tú te empeñas en que tu Romeo o tu Julieta caiga rendido a tus pies con tan solo una caída de ojos, sólo te estarás cargando sobre tus espaldas la realización de un sueño que probablemente nunca deje de ser tan sólo eso, un sueño. Y como el que espera desespera, inmediatamente vendrá la sobredosis de ansiedad.
Pero eso no es todo, tras cada intento fallido vendrá la decepción y, lo que es peor, es probable que te pierdas de conocer a esa persona que tu estás buscando por descartar la posibilidad que el tiempo compartido sirva para concretar una relación. En definitiva, no es conveniente echar a correr si el primer encuentro no fue exactamente como tu lo soñaste, pueda que te pierdas de vivir un gran amor.


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