
Los cajeros automáticos son máquinas electrónicas que controlan y programan una información de las que comúnmente realiza un cajero bancario. La principal función de los cajeros automáticos es la de transferencia electrónica de fondos.
Los fraudes más habituales en cajeros automáticos son el lazo libanés y el duplicado de tarjetas o skimming, además del uso de silicona en las bocas de salida de billetes, o la réplica de cajeros automáticos falsos en zonas de paso obligado. La época de rebajas es típicamente consumista y, por derivación, de las más intensas en lo que se refiere a operaciones de efectivo en cajeros automáticos.
En el caso del “Lazo libanés”, los delincuentes emplean un dispositivo mecánico para que la tarjeta quede retenida en el cajero. Cuando la víctima intenta recuperarla, acude un individuo en su ayuda y le pide el número secreto para extraerla. Ésta queda retenida en el cajero y, en el momento en que el usuario desiste y se marcha, los delincuentes recuperan la tarjeta con el número.
1) Evitar realizar transacciones en cajeros aislados, sin cámaras de vigilancia, mal iluminados -si es de noche- y que tengan elementos extraños o papeles con instrucciones.
4) Tener siempre lista la tarjeta y tapar con una mano el número secreto mientras se teclea el número o la cantidad que se vaya a sacar con la otra. Esta medida protegerá el PIN de posibles cámaras ocultas.
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